Los grupos más jóvenes adoptan cada vez más un estilo de vida que abarca aspectos físicos, mentales y emocionales. La mayor atención prestada a la salud, impulsada en parte por la pandemia de COVID-19, ha dado lugar a la adopción de hábitos más saludables para muchos y a una mayor concienciación de la importancia de prestar atención tanto al bienestar físico como al mental debido a que cada vez están más interrelacionados.
El ejercicio físico sigue siendo una de las principales formas que tienen los consumidores de mejorar su salud física y mental, junto con la mejora del sueño, y la dieta también desempeña un papel importante.
Consumidores más jóvenes lideran algunas tendencias clave en salud y bienestar, como la adaptación a las necesidades individuales, la mayor atención al bienestar mental y emocional, así como el uso creciente de alimentos y bebidas funcionales como parte de un cambio general hacia una nutrición positiva.
Envejecer bien es también uno de los principales factores que impulsan a los consumidores a adoptar un estilo de vida más saludable, cuya importancia aumenta con la edad. Lucir bien es un factor primordial, sobre todo para los grupos más jóvenes, que dan más importancia a la forma física y al aspecto físico.
Los consumidores seguirán teniendo mayor influencia y control sobre su salud personal gracias al acceso a más información y herramientas.
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